Part of the Un estudio de género: la vida real de mujeres y hombres en la Biblia series

Raíces de la violencia: la violencia masculina contra la mujer en el Antiguo Testamento

Traducido por Esgrid Sikahall

Dos tiroteos masivos acababan de suceder cuando yo recién empezaba a escribir algunas ideas sobre violencia contra las mujeres en Génesis 1–11. Uno en El Paso y otro en Dayton. Estos tiroteos ultimaron 31 vidas e hirieron a muchas más. Como es usual, los analistas apenas lograron explicar la prevalencia de tales tiroteos masivos en los Estados Unidos de América. Obviamente, la epidémica disponibilidad de armas es un factor, pero lo que motiva estos tiroteos parece ser más profundo.

Un artículo del 2019 en el New York Times identificó el «odio a las mujeres» como un denominador común entre varios de los tiroteos. La creciente disponibilidad de armas es ahora acompañada por un aumento a la disponibilidad de fórums y páginas web de contenido misógino.1Julie Bosman, Kate Taylor, and Tim Arango, “A Common Trait Among Mass Killings: Hatred of Women” [Un rasgo común entre matanzas masivas: odio a las mujeres], https://www.nytimes.com/2019/08/10/us/mass-shootings-misogyny-dayton.html. Accessed 08/14/2019. Un estudio citado en el artículo indica también que casi la mitad de todos los tiradores tienen trasfondo de violencia doméstica, en particular contra mujeres. Otro estudio exhaustivo observó 22 tiroteos masivos desde el 2011 y encontró que el 86% de los tiradores tenía un trasfondo de violencia doméstica. Un treinta y dos porciento de los tiradores tenía un trasfondo de acecho y acoso, y 50% de ellos específicamente acosaba y acechaba mujeres.2Mark Follman, “Armed and Misogynist: How Toxic Masculinity Fuels Mass Shootings” [Armado y misógino: cómo la masculinidad tóxica provoca tiroteos masivos], https://www.motherjones.com/crime-justice/2019/06/domestic-violence-misogyny-incels-mass-shootings/. Accesado 03/11/2020. La violencia doméstica alimentó el terrorismo público.3Un estudio de Lancet en el 2015 sobre violencia de parejas compiló información de 66 encuestas en 44 países e incluyó experiencias de casi medio millón de mujeres. El estudio encontró que el «mayor predictor de violencia en la pareja era “ambientes que respaldan el control masculino,” especialmente “normas relacionadas con la autoridad masculina sobre el comportamiento femenino.”» https://www.abc.net.au/news/2017-07-18/domestic-violence-church-submit-to-husbands/8652028. Accesado 03/11/2020. Véase el estudio aquí, https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(15)00013-3/fulltext.

Donde inicia la escritura: hombres y mujeres en Génesis

El vínculo entre control (doméstico) masculino en contra de la mujer y la violencia pública levanta preguntas a los cristianos sobre cómo la Escritura alimenta o resiste tales tendencias. Desafortunadamente, muchos cristianos inician su pensamiento sobre la dinámica de poder masculina-femenina con textos que parecen respaldar el control masculino. Ellos inician con los versículos sobre «autoridad» masculina o con los de sumisión. Esto no solamente ignora dónde la Biblia misma inicia (Génesis 1-2), sino también divorcia tales pasajes de las fuertes críticas hacia el control masculino y la violencia que están tejidas en la historia bíblica, especialmente al inicio.

Si iniciamos donde la misma Biblia inicia, nuestra imagen de la violencia y la autoridad masculina cambia significativamente. Localizando estos capítulos al inicio, el escritor de Génesis dice, «Observa a través de estos lentes para comprender la historia bíblica.» Génesis 1-2 inician con una visión convincente de igualdad masculina y femenina.4Véase Richard Hess, “Evidence for Equality in Genesis 1-3” [Evidencia a favor de la igualdad en Génesis 1-3], https://www.cbeinternational.org/sites/default/files/Hess.pdf. Accesado 03/11/2020, y recientemente, Lucy Peppiat, Rediscovering Scripture’s Vision for Women: Fresh Perspectives on Disputed Texts [Redescubriendo la imagen de las mujeres en la Escritura: perspectivas frescas de textos contenciosos] (IVP, 2019). El hombre y la mujer en Génesis están hechos a la imagen de Dios, son llamados a gobernar en la creación (Gén 1), y a compartir en la tarea sagrada de mantener el jardín (Gén 2). Pero habiéndose rebelado la humanidad, hace su entrada la dominación masculina. Como consecuencia terrible del pecado, el hombre ahora «tiene autoridad» sobre la mujer (Gén 3:16). La dominación masculina y su autoridad (sobre la mujer) representan una distorsión de las intenciones de Dios para el hombre y la mujer.

Reconocer la trágica aparición de la jerarquía masculina sobre la mujer en Génesis 3 nos ayuda a ver su conexión con tres breves (usualmente ignoradas) viñetas tejidas en la Historia Primitiva en Génesis 1-11. Cada viñeta afirma el vínculo entre nuevas formas de dominación masculina y violencia. Las viñetas cuentan de la aparición de violencia pública iniciando en el espacio doméstico, y sugiere que la dominación masculina no es solamente uno de varios factores que contribuyen hacia la aparición de la violencia, sino que es su causa primaria.

Estas historias cortas merecen nuestra atención porque son sobre comienzos. Los comienzos en la Biblia no son historias sólo «para su información» (FYI como dicen en inglés) con respecto a cuándo, dónde o incluso cómo iniciaron las cosas. Los inicios tienen que ver con la esencia de las cosas, con preguntas fundamentales. Tienen que ver con diagnosticar los problemas fundamentales que plagan a la humanidad. Las cortas viñetas que exploramos nos cuentan de tres comienzos:

  1. El comienzo de la poligamia (violencia doméstica verbal): Lamec, el primer polígamo, intenta saltarse a Dios vengándose injustamente y luego mofándose de sus esposas.
  2. El comienzo de los reyes guerreros (violencia militar): Seres divinos toman mujeres y, sorpresa, sorpresa, sus hijos resultan guerreros.
  3. El comienzo de «magnas» ciudades (violencia política y cívica): Un guerrero llamado Nimrod fue el primer cazador-guerrero, el «hombre ideal (de la realeza)» en el mundo antiguo. Él funda las grandes ciudades mesopotámicas.

Cada una de estas historias se localiza dentro de la historia de la «riña» de la humanidad con Dios y la riña consigo misma. Ellas nos ayudan a explicar por qué la tierra se llenó de violencia (Gén 6) y por qué sigue aún llena de violencia.

Lamec se mofa de sus mujeres

Nuestra primera viñeta es sobre un hombre llamado Lamec (Gén 4:19-24). Ésta nos ofrece el primer enlace explícito entre el patriarcado y la violencia.5Podría encontrarse desde ya implícitamente en que el hombre ahora domina a su mujer (Gén 3:16). Lamec es descendiente de Caín y es la séptima generación desde Adán. El trastataranieto de Caín, Lamec, es el primer polígamo en la Biblia. Este detalle, mencionado de pasada en la recitación de la genealogía de Caín (4:19), es deliberado.

Se nos dice que Lamec «tomó» mujeres para sí mismo (4:19), un acto que sugiere matrimonio forzado. En cuanto comienza a incrementar el territorio de su dominio matrimonial, él profiere victorioso mofándose de sus mujeres:

Ada y Zila, escuchen mi voz,

esposas de Lamec, inclinen su oído a mi;

Porque he matado a un hombre por golpearme;

a un muchacho por herirme.

Si Caín es vengado siete veces,

Lamec es vengado setenta y siete veces. (4:23-24)

Las razones exactas por las cuales Lamec mata a un muchacho son desconocidas. ¿Era él tal vez el antiguo marido de Ada o Zila? ¿O tal vez estaba celoso? En todo caso, Lamec siente la necesidad de cantar victoria a sus mujeres. Da la sensación de una amenaza encubierta con soporte divino agregado. Tal como Dios vengaría al asesino de Caín siete veces, Lamec clama por sí mismo la venganza setenta y siete veces. Aparentemente sus esposas «necesitaban» escucharlo.

Lamec fusiona la recién adquirida dominancia masculina (Gén 3:16) con los impulsos sanguinarios de Caín (Gén 4:1-12). La violencia en contra de la mujer no ha emergido aún, pero la amenaza de esta pende de un hilo en el ambiente doméstico.

Tomando mujeres y engendrando guerreros

Génesis 6:1–4 nos cuenta una historia muy extraña. Seres divinos llamados «hijos de Dios» producen descendencia con mujeres humanas.6Es complicado identificar a estos «hijos de dios(es)» (benê hāelôhîm). La lectura más directa sugiere que estos son seres divinos, aludidos en el Antiguo Testamento únicamente en el libro de Job (1:6; 2:1; 38:7), en Deuteronomio (32:8) y en los Salmos (29:1; 89:7). Otros han insistido que la frase «hijos de dios» se refiere a los gobernadores dinásticos, los déspotas del mundo antiguo. A pesar de esto, Clines indica que una interpretación puramente humana de la frase «hijos de dios» es improbable. Mientras ellos sí que son descritos como tiranos, la frase «hijos de dios» raramente, si es que alguna vez, se refiere a reyes en general en el mundo antiguo, y menos en la Biblia. Es más probable que éstos sean seres divinos déspotas. Véase la discusión sobre la identidad de los hijos de Dios en William A. Van Gemeren, “The Sons of God in Genesis 6:1-4: An Example of Evangelical Demythologization?” [Los hijos de Dios en Génesis 6:1-4: un ejemplo de desmitificación evangélica?] WTJ 43/2 (1981):320-48 [330-43]. Estas mujeres luego engendran una raza guerrera. La historia parece un fragmento de papel desechado de una novela de fantasía:

Cuando los humanos comienzan a multiplicarse en la faz de la tierra, y les nacen mujeres, los seres divinos vieron (*r’h) que ellas eran apetecibles (*ṭôb). Entonces ellos tomaron (*lqḥ) para sí mujeres de (min) cualesquiera que desearon. Entonces Yahweh dijo, «Mi Espíritu no contenderá con la humanidad para siempre, porque son carne. Sus días serán ciento veinte (aún).» Los Nefilín estaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los seres divinos fueron hacia las hijas de la humanidad y engendraron hijos con ellas. Ellos fueron los antiguos guerreros, los hombres de renombre.7La naturaleza misteriosa de este pasaje ha causado un sinfín de especulación y adornamiento en la tradición judía y en la cristiana. Gén 6:1-4 le sigue únicamente al igualmente enigmático fragmento de Enoc en Gén 5:24, y ha dado rienda suelta a la imaginación apocalíptica en obras como el «Libro de los vigilantes» (1 Enoc 1-36) del tercer siglo a.e.c.; éste libro llena muchos de los huecos dejados por Génesis 6:1-4. Véase Archie T. Wright, The Origins of Evil Spirits: The Reception of Genesis 6:1-4 in Early Jewish Literature [Los orígenes de los espíritus malignos: la recepción de Génesis 6:1-4 en la literatura judía temprana] (2nd Revised ed.; WUNT 2/198; Tübingen: Mohr Siebeck, 2003).

En el contexto inmediato de Génesis, esta historia sobre guerreros precede el relato de cuando la tierra se llena de violencia. Esta conexión podría aclarar la ubicación de la historia. Nótese la coordinada referenciación a la «multiplicación» (6:1) de la humanidad y la «mucha» (6:5) maldad.8Hendel, “Of Demigods and Deluge: Toward and Interpretation of Genesis 6:1–4” [Sobre semidioses y el diluvio: hacia una interpretación de Génesis 6:1–4], JBL 106/1 (1987):13-26 [23]; Matthews, Genesis 1:1–11:26 [Génesis 1:1–11:26], 322. El texto judío temprano Libro de los vigilantes también nota esta conexión. Éste explica cómo la descendencia de la unión divina-humana se rebela en contra de la humanidad y llena así la tierra de violencia (1 Enoc 7-9). En otras palabras, la historia quiere que conectemos a los semidioses arrebatadores de mujeres (6:1-4) y la erupción de violencia en la tierra (6:5ss).

Nótese también que el escritor quiere que veamos que los seres divinos están repitiendo la historia de corrupción del jardín del Edén:

Los seres divinos vieron (*r’h) que ellas eran apetecibles (*ṭôb). Entonces ellos tomaron (*lqḥ) para sí mujeres de (min) cualesquiera que desearon. (Gén 6:2)

Estos seres divinos ponen sus miradas en las hijas de la humanidad y son movidos a apropiárselas. Ellos toman a quien quieren. Algunos estudiosos disputan que la historia refleja negativamente las acciones de las hijas.9Gordon Wenham, Genesis 1–15 [Génesis 1–15] (WBC; Grand Rapids: Zondervan, 1987), 141. Wenham argumenta extrañamente que las hijas consintieron y que los padres dieron su aprobación (tal como Adán consintió a la transgresión de Eva). Esta interpretación no tiene ningún soporte y no considera la crítica central acerca de las acciones de los dioses como preludio a los «grandes» héroes de antaño. Pero el lenguaje del pasaje es inequívoco. Al desarrollar las palabras centrales «vieron (*r’h) … apetecibles (*ṭôb) … tomaron (*lqḥ) … de (min)» el escritor llama nuestra atención de regreso a Génesis 3:6:

Cuando la mujer vio (*r’h) que el árbol era apetecible (*ṭôb) para comer … ella tomó (*lqḥ) de (min) su fruto y comió.

Los seres divinos repiten el pecado original. Ellos vieron lo que era bueno para ellos mismos. Por lo tanto, transgreden el borde creacional de tomar a voluntad. Esto devela sus acciones definitivamente como algo ilícito. Y tal como la transgresión original esto abre camino a una nueva era de dominación masculina (Gén 3:16) y violencia (Gén 4). Los seres divinos toman mujeres como sus posesiones y engendran guerreros de renombre (6:4).

Nótese también que estos seres divinos se comportan como tendían a comportarse los reyes que creían que se lo merecían todo. Suenan como el acto vengador de Lamec quien «tomó para si mismo … mujeres» (4:19) y luego se jacta de haber matado a un joven que lo había herido. Luego, el Rey David «vio» (*r’h) a la «apetecible» (*ṭôb) Betsabé y manda oficiales a «tomarla» (*lqḥ).10Cf. Gén 26:7; Est 1:11; 2:3. Para asegurar su hurto, David actúa violentamente al mandar a matar a Urías, el esposo de Betsabé (2 Sam 11). ¿Se ve el patrón? Dominación marcial y matrimonial iban mano a mano para los reyes.

Génesis 6:4 cae precisamente en este punto. Los gobernantes-guerreros humanos descienden de uniones divinas-humanas ilícitas. Los gobernantes-guerreros humanos actúan como estos seres divinos. Por decirlo de algún modo, los seres divinos son ancestros de todos los reyes guerreros. Génesis 6:4b nos dice que los descendientes de los hijos de Dios eran «guerreros [gibbōrim] de antaño» y «hombres de renombre.» La referencia a «guerreros» es significativa, aunque la traducción no es suficientemente descriptiva. Estos son súper guerreros, aquellos con fuerza excepcional, tal como el hecho de ser descendencia de los seres divinos nos lo indica.11Como observa Mark Smith, el rango de aplicación de e’lōhîm en el Antiguo Testamento sugiere que el término habla de «poder» que es «extraordinario», el cual era poseído en distintos grados por las divinidades. Smith, God in Translation [Dios en traducción], 11–15. Sobre גבור, véase Robin Wakely, ‘גָבַר,’ NIDOTTE ad loc, Westermann, Genesis, 363–83. Por ello los asociamos con los Nefilín, los ancestros de los anaquitas quienes aterrorizaron luego la tierra de Canaán como reyes-guerreros.12Núm 13:28, 33

Los guerreros de antaño invierten las cualidades generadoras de vida que la humanidad exhibe en Génesis 1-2. En vez de reconocer que todo humano es imagen de Dios, ahora un grupo selecto de guerreros se autoproclama dioses terrenales. Clines lo pone atinadamente:

Ahora tenemos la presencia de lo divino en la tierra en una manera que tergiversa totalmente a Dios, ejerciendo ahora la realeza violencia y tirana autoridad sobre otros humanos.13Clines, “The ‘Sons of God’ Episode” [El episodio de los «hijos de Dios»], 37.

Podemos ahora tomar un paso atrás y ver a Génesis 6:1-4 como una burlesca-pero-sobria «historia fundadora» de los así llamados «magnos» reyes guerreros. Génesis 6 otorga a los reyes esta historia fundadora (como las grandes historias lo hacían en el mundo antiguo), pero la enmarca dentro de una trágica historia donde la humanidad adopta la violenta dominación masculina. Una vez más, la violencia doméstica (apropiarse mujeres) da a luz violencia pública (reyes-guerreros).

Nimrod, el hombre más macho

Génesis 1-11 ofrece una viñeta más que demuestra de que se tratan estos reyes-guerreros en realidad. Aparece en la genealogía de naciones (Gén 10). El escritor entreteje este fragmento de historia entre nombres de una lista:

Y Cus engendró a Nimrod.

Él se convirtió en un guerrero(gibbōr) sobre la tierra.

Él fue un cazador-guerrero (gibbōr) ante Yhwh.

Por eso se dice, «Como Nimrod, cazador-guerrero (gibbōr) ante Yhwh.» (Gén 10:8-9)

Nimrod es el equivalente a Caín después del diluvio. Él es violento y funda ciudades (4:17). Una breve nota genealógica nos dice que él funda los grandes centros imperiales del mundo antiguo, incluyendo Babilonia y Nínive (10:10-12). A pesar de que su historia no se enfoca en la violencia contra la mujer, él está claramente cortado con el mismo molde que los guerreros de Génesis 6. Génesis utiliza el mismo término (gibbōr) para evidenciar la conexión (6:4; 10:8-9, 3 veces).

El nombre de Nimrod es irónico. El nombre hebreo significa «rebelémonos» o «nos rebelamos.» Usualmente es contra el gobernante poderoso y opresivo que los oprimidos se rebelan. Por ejemplo, justamente unos capítulos después de esta historia encontramos varios reyes del Valle del Jordán que se «rebelaron» en contra del rey elamita, Quedorlaómer, quien les había oprimido por doce años (Gén 14:4). Pero Nimrod es diferente. Él es el poderoso guerrero. Él es el opresor. El nombre de Nimrod irónicamente consagra su propia posición.

Como cazador, Nimrod se encontraba en casa entre los grandes reyes de Mesopotamia, pero especialmente entre los asirios—los notoriamente más violentos enemigos de Israel. El profeta Miqueas incluso se refiere a Asiria como «la tierra de Nimrod» (Miq 5:6). Los asirios—probablemente más que ningunos otros en el mundo antiguo—conectaban el dominio humano sobre los animales con el dominio sobre sus enemigos (otros humanos). Su dominio se expresaba y dramatizaba en la caza, claramente antitético con lo que Génesis 1:28 tenía en mente. Ser un gobernante poderoso era ser un poderoso cazador. Tiglath-Pilesar I (1114-1076) se jacta:

Comandado por el dios Ninurta, quien me ama, he matado a pie 120 leones con mi salvaje y vigoroso ataque … he derribado toda clase de bestia salvaje y ave con alas de los cielos cada vez que he disparado flecha.14Grayson (1976:16), referenciado en A. Van der Kooij, “‘Nimrod, A Mighty Hunter Before the Lord!’ Assyrian Royal Ideology as Perceived in the Hebrew Bible” [Nimrod, ¡un poderoso cazador ante el Señor! Ideología de la realeza asiria desde el punto de vista de la Biblia hebrea], JS 21/1 (2012):1–27 [3–4].

En otra instancia, un poeta asirio celebra la brutal matanza llevada a cabo por el rey, masacrando animales salvajes, mujeres y recién nacidos:

            «Vayamos y traigamos masacre sobre las bestias montañesas,

Con nuestras filosas (¿?) armas derramaremos su sangre.» …

Un viaje de tres días marchó [en un].

Incluso sin el sol un calor voraz les envolvía,

Él acuchilló el vientre de las embarazadas, encegueció a los recién nacidos,

Él cortó las gargantas de los fuertes entre ellos,

Sus tropas vieron (¿?) el humo de la tierra (ardiente).15De “The huner,” [El cazador] traducido por Benjamin R. Foster en Before the Muses: An Anthology of Akkadian Literature [Antes de las musas: una antología de literatura acadia] (3d. ed.; Bethesda, MD: CDL Press, 2005), 336–37.

La derrota del rey sobre los indómitos animales de la naturaleza nos da un lente para interpretar la derrota de sus enemigos humanos. Enemigos humanos—sean mujeres embarazadas, recién nacidos, o fuertes oponentes—fueron justificablemente aniquilados basados en su conexión con todo aquello que es «salvaje» en la naturaleza. El rey sojuzga la tierra a través de dominación violenta.

Por lo tanto, cuando escuchamos que Nimrod era un cazador poderoso, probablemente no debemos imaginarnos a un hombre barbado poniéndose su ropa camuflada para una salida mañanera con sus amiguitos. La declaración de que Nimrod era un poderoso cazador estaba conectada claramente con su papel de fundador (y gobernador) de imperios, incluyendo el violentísimo Imperio Asirio. Estos gobernadores-guerreros gobiernan conquistando la naturaleza y conquistando mujeres.

Un patrón de violencia a través de Génesis

Génesis rastrea el pecado desde la aparición de la dominación masculina (Gén 3:16) hasta el primer asesinato (Gén 4), y desde la aparición de la poligamia (Gén 4) hasta la clase guerrera adquiere-mujeres (Gén 6). De estos guerreros surge Nimrod (Gén 10), el ideal rey guerrero—una imagen invertida de Gén 1:28, con una mujer cogobernadora notablemente ausente.

Estas historias preparan el escenario para un patrón de bravuconería y violencia que se teje a través de Génesis y del resto de la escritura. Lot, el sobrino de Abraham, estuvo dispuesto a ofrecer el cuerpo de sus dos hijas a sus violentos vecinos hombres por una noche de descanso (Gén 19). Siquén violó a Dina, la hija de Lea, lo cual precipitó más violencia al Simeón y Leví masacrar a todos los habitantes de la ciudad de Siquén (Gén 34).

La cuestión central de nuestro estudio es que estas historias de dominación masculina y de violencia contra la mujer en Génesis pertenecen al más amplio marco narrativo de la rebelión del ser humano contra Dios. Desde el principio, Génesis dibuja una línea recta conectiva entre la dominación masculina y la violencia. Por otra parte, esto no es novedad. Sociólogos y criminólogos han reconocido desde hace tiempo el vínculo entre misoginia y violencia. Pero el Antiguo Testamento contiene probablemente un desafío más agudo de lo que nos imaginamos. La dominación masculina no es meramente uno entre otros factores contribuyentes al problema de la violencia. Es el factor característico primario de la violencia.

El impactante vínculo entre la dominación masculina y la violencia en estas historias nos desafía a considerar los hilos que conectan «dominio» masculino y violencia, y específicamente violencia contra la mujer. Este vínculo nos obliga a considerar las formas domésticas, culturales, espirituales y políticas que la violencia misógina puede tomar. El hecho de que estas protestas en contra de la dominación masculina ocurren tan prominentemente en Génesis 1-11 sugiere que ellas tienen cierta prioridad para nosotros como lectores. Desafíos aún quedan. El Antiguo Testamento ofrece descripciones verdaderamente problemáticas de la mujer.16Véase para más recursos sobre el tema, Alice Bach, ed. Women in the Hebrew Bible: A Reader [Mujeres en la Biblia hebrea: lecturas selectas] (Routledge, 2013); Katharine Doob Sakenfield, Engaging the Bible in a Gendered World: An Introduction to Feminist Biblical Interpretation in Honor of Katharine Doob Sakenfeld [Acercándonos a la Biblia en un mundo con género: una introducción a la interpretación bíblica feminista en honor a Katharine Doob Sakenfield] (Presbyterian Publishing Corp, 2006) Sin embargo, si Génesis 1-11 es el lente para leer el resto de la escritura, sus historias deberían llevarnos a sospechar profundamente cualquier propuesta que sea inferior a la búsqueda de la igualdad entre hombre y mujer, tal cual la concibe Génesis 1–2.

Referencias

1. Julie Bosman, Kate Taylor, and Tim Arango, “A Common Trait Among Mass Killings: Hatred of Women” [Un rasgo común entre matanzas masivas: odio a las mujeres], https://www.nytimes.com/2019/08/10/us/mass-shootings-misogyny-dayton.html. Accessed 08/14/2019.

2. Mark Follman, “Armed and Misogynist: How Toxic Masculinity Fuels Mass Shootings” [Armado y misógino: cómo la masculinidad tóxica provoca tiroteos masivos], https://www.motherjones.com/crime-justice/2019/06/domestic-violence-misogyny-incels-mass-shootings/. Accesado 03/11/2020.

3. Un estudio de Lancet en el 2015 sobre violencia de parejas compiló información de 66 encuestas en 44 países e incluyó experiencias de casi medio millón de mujeres. El estudio encontró que el «mayor predictor de violencia en la pareja era “ambientes que respaldan el control masculino,” especialmente “normas relacionadas con la autoridad masculina sobre el comportamiento femenino.”» https://www.abc.net.au/news/2017-07-18/domestic-violence-church-submit-to-husbands/8652028. Accesado 03/11/2020. Véase el estudio aquí, https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(15)00013-3/fulltext.

4. Véase Richard Hess, “Evidence for Equality in Genesis 1-3” [Evidencia a favor de la igualdad en Génesis 1-3], https://www.cbeinternational.org/sites/default/files/Hess.pdf. Accesado 03/11/2020, y recientemente, Lucy Peppiat, Rediscovering Scripture’s Vision for Women: Fresh Perspectives on Disputed Texts [Redescubriendo la imagen de las mujeres en la Escritura: perspectivas frescas de textos contenciosos] (IVP, 2019).

5. Podría encontrarse desde ya implícitamente en que el hombre ahora domina a su mujer (Gén 3:16).

6. Es complicado identificar a estos «hijos de dios(es)» (benê hāelôhîm). La lectura más directa sugiere que estos son seres divinos, aludidos en el Antiguo Testamento únicamente en el libro de Job (1:6; 2:1; 38:7), en Deuteronomio (32:8) y en los Salmos (29:1; 89:7). Otros han insistido que la frase «hijos de dios» se refiere a los gobernadores dinásticos, los déspotas del mundo antiguo. A pesar de esto, Clines indica que una interpretación puramente humana de la frase «hijos de dios» es improbable. Mientras ellos sí que son descritos como tiranos, la frase «hijos de dios» raramente, si es que alguna vez, se refiere a reyes en general en el mundo antiguo, y menos en la Biblia. Es más probable que éstos sean seres divinos déspotas. Véase la discusión sobre la identidad de los hijos de Dios en William A. Van Gemeren, “The Sons of God in Genesis 6:1–4: An Example of Evangelical Demythologization?” [Los hijos de Dios en Génesis 6:1–4: un ejemplo de desmitificación evangélica?] WTJ 43/2 (1981):320–48 [330–43].

7. La naturaleza misteriosa de este pasaje ha causado un sinfín de especulación y adornamiento en la tradición judía y en la cristiana. Gén 6:1-4 le sigue únicamente al igualmente enigmático fragmento de Enoc en Gén 5:24, y ha dado rienda suelta a la imaginación apocalíptica en obras como el «Libro de los vigilantes» (1 Enoc 1-36) del tercer siglo a.e.c.; éste libro llena muchos de los huecos dejados por Génesis 6:1–4. Véase Archie T. Wright, The Origins of Evil Spirits: The Reception of Genesis 6:1–4 in Early Jewish Literature [Los orígenes de los espíritus malignos: la recepción de Génesis 6:1–4 en la literatura judía temprana] (2nd Revised ed.; WUNT 2/198; Tübingen: Mohr Siebeck, 2003).

8. Hendel, “Of Demigods and Deluge: Toward and Interpretation of Genesis 6:1–4” [Sobre semidioses y el diluvio: hacia una interpretación de Génesis 6:1–4], JBL 106/1 (1987):13-26 [23]; Matthews, Genesis 1:1–11:26 [Génesis 1:1–11:26], 322.

9. Gordon Wenham, Genesis 1–15 [Génesis 1–15] (WBC; Grand Rapids: Zondervan, 1987), 141. Wenham argumenta extrañamente que las hijas consintieron y que los padres dieron su aprobación (tal como Adán consintió a la transgresión de Eva). Esta interpretación no tiene ningún soporte y no considera la crítica central acerca de las acciones de los dioses como preludio a los «grandes» héroes de antaño.

10. Cf. Gén 26:7; Est 1:11; 2:3.

11. Como observa Mark Smith, el rango de aplicación de e’lōhîm en el Antiguo Testamento sugiere que el término habla de «poder» que es «extraordinario», el cual era poseído en distintos grados por las divinidades. Smith, God in Translation [Dios en traducción], 11–15. Sobre גבור, véase Robin Wakely, ‘גָבַר,’ NIDOTTE ad loc, Westermann, Genesis, 363–83.

12. Núm 13:28, 33

13. Clines, “The ‘Sons of God’ Episode” [El episodio de los «hijos de Dios»], 37.

14. Grayson (1976:16), referenciado en A. Van der Kooij, “‘Nimrod, A Mighty Hunter Before the Lord!’ Assyrian Royal Ideology as Perceived in the Hebrew Bible” [Nimrod, ¡un poderoso cazador ante el Señor! Ideología de la realeza asiria desde el punto de vista de la Biblia hebrea], JS 21/1 (2012):1–27 [3–4].

15. De “The huner,” [El cazador] traducido por Benjamin R. Foster en Before the Muses: An Anthology of Akkadian Literature [Antes de las musas: una antología de literatura acadia] (3d. ed.; Bethesda, MD: CDL Press, 2005), 336–37.

16. Véase para más recursos sobre el tema, Alice Bach, ed. Women in the Hebrew Bible: A Reader [Mujeres en la Biblia hebrea: lecturas selectas] (Routledge, 2013); Katharine Doob Sakenfield, Engaging the Bible in a Gendered World: An Introduction to Feminist Biblical Interpretation in Honor of Katharine Doob Sakenfeld [Acercándonos a la Biblia en un mundo con género: una introducción a la interpretación bíblica feminista en honor a Katharine Doob Sakenfield] (Presbyterian Publishing Corp, 2006)